Este verano coinciden en nuestras pantallas "Linterna Verde" y "El Capitán América", dos personajes importantes de las dos principales editoriales norteamericanas de cómics de superhéroes, D.C Cómics y Marvel Cómics respectivamente. Un combate desigual en las viñetas, que en el caso de la taquilla parece se saldará con el triunfo del Capi. Una vez más, las adaptaciones Marvel parecen superar a las de su rival, que apenas se centran en Superman y Batman, con el éxito asegurado aparentemente sólo para éste en los últimos años. Algo falla en D.C. Y en el presente artículo intentaremos analizar el qué.
Hagamos un poco de historia. Bajo la premisa "creerás que un hombre puede volar" se presenta al mundo la que se considera la primera adaptación "en serio" de un personaje de cómic a la pantalla. Corre el año 1978, y el Superman de Richard Donner obtiene un gran éxito que marcará el camino futuro. Eso sí, sus creadores, Jerry Siegel y Joe Shuster, no tenían dinero en aquellos días ni para pagarse la entrada. Pero eso es una historia para otro día. Por el momento, el personaje emblemático de la editorial D.C. Cómics marcará el inicio del camino, la nueva edad de oro (al igual que ocurrió con su contrapartida de papel), pero en este caso de las adaptaciones al celuloide de personajes con poderes.
Y el que golpea primero, golpea dos veces. Esto dejaba muy atrás en la consideración popular los pobres intentos de adaptar al medio televisivo personajes como Spiderman, que aquí pudimos ver en tres películas montadas a partir de los episodios televisivos para ser estrenadas en cine, o incluso el más exitoso Increíble Hulk, serie a la que todos recordamos con la imagen verde y culturista de Lou Ferrigno.
La buena consideración de DC como potencial gallina de los huevos con capa y de oro continuó con la secuelas "Superman 2" y "Superman 3" (esta última obtuvo cierto éxito pero fue muy inferior a sus predecesoras) y alcanzó su clímax con el arrollador éxito del Batman de Tim Burton. Una película de records históricos, no sólo en cuanto a taquilla, sino en la venta de Merchandising dentro de una campaña de Marketing que enseñaría el camino futuro a recorrer y que fue hábilmente trazada por el Estudio Warner.
Y aquí estamos, en los años 90, con las adaptaciones de personajes D.C acaparando toda la atención del público y el mimo de la Warner, propietaria de los derechos. Marvel en aquellos tiempos se conformaba con vender los derechos de Spiderman a la Cannon y a Carolco para intentar adaptaciones que jamás verían la luz. Parecía totalmente noqueada. Pero como bien sabe Peter Parker, jamás se puede dar por derrotado a un rival.
Tras una década de torpes intentos (cabe citar infumables adaptaciones por ambos bandos, como Superman IV -En busca de la paz o una versión de los 90 de "Capitán América" que mejor no conozcáis, así como, y no quiero recordarlo, los tristemente famosos Batman de Joel Schumacher), y según se acercaba el nuevo milenio, Marvel da un paso de gran importancia. Y lo hace precisamente a través de uno de sus héroes más secundarios, casi sin que se note.
Así, "Blade", la adaptación del cazador de vampiros aparecido en "La tumba de Drácula" de Marv Wolfman y Gene Colan, es el primer producto Marvel que obtiene un cierto éxito en su adaptación, favoreciendo posteriores continuaciones que llegaría a dirigir incluso Guillermo Del Toro.
Pero es a partir del año 2000 cuando se inaugura la edad de plata de las adaptaciones cinematográficas de cómics de las dos grandes. Y será un joven cineasta, conocido hasta entonces por magníficos atrevimientos como "Sospechosos habituales", quien dará el pistoletazo de salida a una época, en la que todavía nos encontramos, en la que Marvel será capaz de dar un golpe sobre la mesa. Será con "X Men", la que se considera la primera adaptación Marvel de auténtica calidad. La cinta, producida por los Estudios Fox tendrá un éxito suficiente, especialmente entre la base fiel de aficionados, que hará que en los despachos de Hollywood se empiece a ver con más cariño a los personajes creados por Stan Lee. Y que además, son muchos.
Así, se inició la eclosión. Tras la llegada de los mutantes, los proyectos que tenían como origen Marvel Cómics se multiplicaron. Parecía que se había roto una barrera invisible, un complejo de inferioridad se comenzaba a superar, y con la fe de los conversos, las Majors, como la Fox y Sony Pictures empiezan a alumbrar nuevas propuestas. Cómo bien se sabe, Hollywood va por ciclos. Y comenzaba de verdad el exitoso y duradero ciclo de las películas basadas en cómics que llega a nuestros días, y que no tiene visos de terminar en un futuro próximo.
Un par de años después, Columbia da un paso histórico cuando, después de superar litigios y proyectos fallidos con nombres como James Cameron y David Fincher, otorga las riendas del personaje emblema de la Marvel, Spiderman, al imaginativo realizador de "Posesión infernal", Sam Raimi. Y con un éxito increible, arrollador. Sería el eslabón definitivo para consolidar a la editorial Marvel Cómics como rompedora de taquillas. Rápidamente se adaptarán nuevos personajes como Los 4 Fantásticos y Hulk. Pero se cometerán errores en la elección de sus artífices y los resultados serán desiguales. No importaba, incluso con películas fallidas como éstas, la posición de Marvel Cómics estaba consolidada.
En 2005 llega la reacción de DC, o de la Warner. Partiendo de una situación desesperada por el desastre en la antaño exitosa saga de Batman perpetrado por Joel Schumacher (y por el Estudio que le dejó hacer), Warner confía en el realizador Christopher Nolan para reiniciar de nuevo la saga del hombre murciélago. Probablemente será el primer Reboot de un personaje de cómic en la historia del cine. Y menudo renacimiento. Nolan, que ya había llamado la atención con películas como "Memento", logra lo imposible: Que Fans, público en general y críticos se rindan a los pies de una propuesta que sobresale por su fidelidad al personaje y lo brillante en cada uno de sus apartados artísticos y técnicos. Y que se vuelva a confiar en Warner y en DC como sinónimo de éxito de taquilla, algo que incluso, aunque pareciera imposible, será superado por su continuación, el regreso del Caballero Oscuro, la que se considera la mejor película "de superhéroes" de la historia.
La mejor, sí. Pero siguen siendo una, dos películas. De un sólo personaje rentable. Tal y como demostrará al intentar, con el nuevo impulso recibido, relanzar a su otro personaje emblema, Superman. Para ello, parece pensar, nada mejor que contar con el hombre que contribuyó al carrerón de su rival, Bryan Singer. Pero se equivocan al intentar no romper con la continuidad de las anteriores películas, provocando un filme confuso y que resultó un pequeño fracaso.
Así, las cosas, y tras tropiezos propios como Ghost Rider, Marvel decide en 2008 dejar de ser la invitada de piedra en su propia fiesta. Con la excelente Iron Man, comenzará a financiar totalmente los proyectos basados en sus personajes. Eso le dará mayor control de la rentabilidad, y en la creatividad, de las adaptaciones de sus personajes. Y le permitirá introducir un elemento clave. Algo aprendido del maestro Stan Lee, del gran demiurgo, algo que fue clave para el éxito del Universo Marvel en sus comienzos y años venideros. Precisamente eso, el concepto de Universo, la interrelación entre personajes, la continuidad sólida.
Todo comienza con la sorprendente aparición tras los créditos finales de Iron Man de un personaje que reencarnará uno de los elementos que hacen que, en general, los cómics Marvel disfruten de un mayor vigor y éxito a la hora de ser adaptados que los cómics DC: El haber sabido adaptar el concepto de "Universo" al celuloide.
Y es que Stan "The Man" Lee lo supo ver, si bien no antes, sí mejor que nadie al concebir su particular universo de personajes al final de los años 60. La mezcla vende. Los personajes DC, es verdad, no eran estancos. Existían cruces entre Superman y Batman y la Liga de la Justicia es antecedente de los Vengadores. Pero Lee extendió ese concepto hasta el más mínimo detalle. No era sólo que Spiderman y Los 4 fantásticos compartieran una ventura, sino que una escena en un cómic podía tener su continuación en el de otro personaje. O una simple mención durante una pelea de Spiderman, podía tener su origen en una saga de los Vengadores, por poner dos ejemplos. Eso obligaba al lector a estar más atento, despertaba su curiosidad, y otorgaba riqueza al entramado de personajes.
Eso es lo que los cómics Marvel en su faceta como productora han adaptado al cine.
Tony Stark (Robert Downey Jr.) puede aparecer en la película de Hulk y ser mencionado en Thor. Su padre Howard (y otras sorpresas) pueden aparecer en la película del Capitán América. Nick Furia puede aparecer en todas para desembocar en "El día más largo" de las películas de superheroes en cuanto a reunión de estrellas: "Los vengadores".
Y a nadie se le mueve un pelo, especialmente teniendo en cuenta que, si en el caso de los cómics dichas apariciones se solventan con un trazo de tinta, en Hollywood implican negociaciones y contratos millonarios. Pero como se ha demostrado funciona, el público ama (amamos) las mezclas, el llamado "crossover". Algo de lo que también se van dando cuenta las series de TV cuando cruzan CSI con "Sin rastro", por ejemplo. No sé porque es así, quizás es algo que llevamos dentro, desde que mezclábamos en nuestra infancia muñequitos de cowboys con los invasores del espacio para crear nuestras propias historias. (Que ejemplo tan actual.)
Algo en lo que DC falla. No hay apenas menciones a otros personajes, guiños, en sus películas. De hecho la única que recuerdo que intenta algo así es una escueta mención a Metrópolis en "Batman Forever". El maestro Nolan se cierra en banda (equivocadamente) en ese aspecto, al igual que la reciente "Green Lantern", cuyo rumoreado cameo de Clark Kent se queda en una descafeinada Amanda Waller sin más menciones que ésta al universo DC fuera de la mitología del portador del anillo verde.
Hablando de verde, "Hulk" parece la mayor piedra reciente en la trayectoria de la productora Marvel. También fueron tropiezos Daredevil, la mencionada Ghost Rider y, en menor medida, "Los 4 fantásticos". Dejando aparte los errores en las adaptaciones, lo cierto es que no todos los personajes son igual de agradecidos de adaptar en una pantalla. Y en eso vuelve a ganar Marvel, aparentemente por goleada.
Uno de los elementos más característicos de Marvel es que, en su gran mayoría, sus personajes y tramas son, dentro de lo que cabe, más realistas y terrenales que los de su competencia D.C. Así los concebía Stan Lee, que apostó por acercar sus creaciones al lector. Tenían que ser personajes con problemas, flaquezas, lejos de la perfección, y los introdujo en escenarios conocidos como la ciudad de Nueva York, siendo el ejemplo más claro el personaje de Spiderman. Precisamente esos elementos (que cuando DC ha utilizado, como en los "Nuevos Titanes" de Wolfman y Pérez también les ha ido muy bien) son, curiosamente, los que mejoran su adaptación a la pantalla.
Los hace más manejables, con mayores garantías de éxito por identificación y simpatía del espectador hacia ellos y, especialmente, los hace mucho más baratos y mucho menos problemáticos de adaptar. No se deja de notar que los personajes DC son mucho más arquetípicos, mucho más esquemáticos, y lo que les rodea, desde el traje hasta la galería de enemigos, son mucho más difíciles de encajar por el espectador medio. Eso también nos dará una pista de porque "Batman", el más humano de los personajes DC, es el que ahora tiene la llave del éxito.
De hecho es muy difícil que el resto de personajes "núcleo" del universo DC puedan prosperar en carne y hueso sin caer en el esperpento. Me remito a lo ocurrido con "Wonder Woman" y dejo a la imaginación del aficionado el imaginar una adaptación de "Flash", por poner dos ejemplos.
El necesario intento de "Green Lantern" se ha realizado en base a un gran despliegue de presupuesto y medios que difícilmente se amortizarán porque el personaje no llega al público. Le falta cercanía hacia el espectador ocasional, y le sobra ambientación cósmica que dispara el presupuesto.
Algo inviable en Hollywood, y algo que lastrará el futuro de las adaptaciones DC, para las que los Estudios Warner vuelven a confiar en un joven talento, Zack Snyder, para llevar a cabo la adaptación de una nueva versión de Superman. Otra vez un círculo entre el murciélago y el kriptoniano, que aleja a un proyecto de adaptación de la "Liga de la Justicia" que pueda competir en igualdad con "Los Vengadores" de Josh Whedon del año que viene.
Y gran parte de este éxito Marvel se debe, según hemos visto, al buen hacer del creador de la mayoría de los personajes, ese que aparece cual Alfred Hitchcock en casi cada una de sus adaptaciones, el llamado por algunos el "Homero del siglo XX", Stan "The Man" Lee.
Alguien que creó una gran base sobre la que se está sentando el éxito presente en las pantallas de sus personajes.
Que importante es un buen comienzo para asegurar un éxito duradero.
Fuente: El Multicine
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