Apdayc calcula que el sector moverá US$50 millones este año. El 80% de los shows de los últimos tres meses arrojó pérdidas.
ALEJANDRA COSTA LA CRUZ
En el 2007, se realizaban cinco conciertos internacionales al año en el Perú. La ley que eliminó ese año el Impuesto Municipal de Espectáculos Públicos no Deportivos (15% de la entrada) y rebajó del 30% al 15% el Impuesto a la Renta para estos espectáculos, revolucionó el escenario. “Entramos a una vertiginosa fiebre del oro”, dice Jorge Ferrand, responsable de los shows de Sting y Paul McCartney.
Solo en el 2011, se proyecta que a fines del año se llegaría a 60 espectáculos internacionales en Lima, una cifra que puede parecer positiva, pero que –a decir de los que invierten en el sector– no se ajusta al tamaño de nuestro mercado y podría bajar a 30 o 40 en el 2012.
“En los últimos cinco años, el número de personas que compran una entrada para ir a ver un espectáculo musical ha aumentado en un 40%, pero aún se mantiene en unas 150 mil personas que, evidentemente, no son suficientes para soportar una avalancha de artistas como la que hemos vivido entre el 2010 y el 2011”, comenta Ferrand.
Christian Fernández, director general de Fenix Entertainment Group Perú (FEG Perú), filial en el país de la empresa argentina con oficinas en Chile, Estados Unidos (Miami) y Colombia, calcula que ese mercado es de 300 mil a 400 mil personas, pero coincide en que es muy pequeño e impredecible.
“La fuerte demanda de los últimos años tenía un motor: la novedad. Los consumidores de repente sentían que tenían que ir a todos los conciertos, al punto que la misma persona iba a Metallica y a Black Eyed Peas, cosa impensable en plazas donde la demanda ya está segmentada”, señala.
El agotamiento de ese impulso ha hecho que este sea un mal año para las aventuras en este rubro y que se prevea que el 2012 el número de shows anuales empiece a ajustarse, coinciden Ferrand, Fernández y Alberto Menacho, de Artes Eventos.
“Muchos inversionistas se han dado cuenta de que esta no es la gallina de los huevos de oro y en el 2012 van a pensarlo dos veces antes de traer al Perú a todos los artistas que pasen por América Latina”, calcula Menacho.
CUELLOS DE BOTELLA
Además de la moderación de la demanda alocada que se veía entre 2008 y 2009, otros factores han jugado en contra de la rentabilidad de los conciertos este año, a tal punto que, según Ferrand, el 80% de los shows realizados en los últimos tres meses ha arrojado pérdidas.
Armando Massé, presidente ejecutivo de Apdayc, explica que de tener cinco empresas dedicadas a este rubro en el 2008, se ha pasado a 40 y que muchas de ellas son informales.
“Hay empresarios que no son profesionales y que, en su deseo de figurar en el sector, ofrecen a los artistas más dinero del que se paga en otras ciudades y malogran la plaza, elevando el precio de los boletos y exponiéndose a perder dinero”, explica.
En el caso de Paul McCartney, cuenta Ferrand, en un momento había 11 empresas pugnando por organizar el concierto, lo cual elevó de US$1 millón a US$4 millones la tarifa del ex Beatle.
“Los shows se juntan en un mismo mes y terminan canibalizándose, porque el bolsillo de la gente tiene un límite. Además, los costos de producción se han multiplicado por esa mayor demanda”, indica Massé.
Ferrand detalla que en el último año los costos de alquiler de escenarios, equipos de sonido, luces, baños portátiles, entre otros, han subido un 50%.
La demanda ya muestra signos de debilidad. “Este año hemos visto que la gente ha estado más cautelosa y ha decidido recortar gastos suntuosos, por decirlo de alguna manera, como serían los conciertos; esto también ha golpeado al sector”, explica Fernández, de FEG Perú.
Su empresa se ha permitido el lujo de traer este año a bandas emblemáticas, pero no masivas, como Sonic Youth y The Kills, aventura impensable para una empresa nacional.
“Nosotros agendamos a los artistas por una cantidad de fechas en la región, lo cual nos permite sacrificar rentabilidad aquí con el objetivo de ir educando al público. Nuestra apuesta en el Perú es de largo plazo; entonces tenemos que ver que la demanda sea sostenible en el tiempo”, comenta.
Esto no sucederá, señala Menacho, si las radios no empiezan a difundir algo más que los éxitos obvios. “Mientras no fomentemos la cultura musical y no se apoye a las bandas nacionales, no vamos a convertirnos en una plaza verdaderamente atractiva”, hace notar.
Otro cuello de botella por superar es la ausencia de escenarios especialmente acondicionados, tanto de pequeña capacidad, como los de más de 70.000, para que sea rentable traer a artistas como AC/DC, Rolling Stones o U2.
“Es increíble que la empresa privada aún no se decida ni a contribuir con auspicios importantes –que bajen nuestro punto de equilibrio y permitan disminuir el precio de las entradas– ni a invertir en la construcción de arenas. Aún no ven el beneficio de aliar sus marcas a un artista o un evento”, dice Fernández.
Massé adelanta que Apdayc, los empresarios, la Universidad de San Marcos y algunas empresas están preparando una remodelación del Estadio de San Marcos con miras a acondicionarlo especialmente para conciertos, con una inversión de US$2 millones. “Lo ideal sería empezar en el 2012 y tenerlo listo en seis meses”, refiere.
PAUL SALVÓ EL AÑO
Según las cifras de Apdayc, basadas en el porcentaje de la taquilla bruta, este año el sector de conciertos movería US$50 millones, un 15% más que el año pasado.
“Esa diferencia en realidad corresponde al concierto de Paul McCartney, que disparó todas las cifras hacia arriba”, comenta.
Fuente: El Comercio
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ALEJANDRA COSTA LA CRUZ
En el 2007, se realizaban cinco conciertos internacionales al año en el Perú. La ley que eliminó ese año el Impuesto Municipal de Espectáculos Públicos no Deportivos (15% de la entrada) y rebajó del 30% al 15% el Impuesto a la Renta para estos espectáculos, revolucionó el escenario. “Entramos a una vertiginosa fiebre del oro”, dice Jorge Ferrand, responsable de los shows de Sting y Paul McCartney.
Solo en el 2011, se proyecta que a fines del año se llegaría a 60 espectáculos internacionales en Lima, una cifra que puede parecer positiva, pero que –a decir de los que invierten en el sector– no se ajusta al tamaño de nuestro mercado y podría bajar a 30 o 40 en el 2012.
“En los últimos cinco años, el número de personas que compran una entrada para ir a ver un espectáculo musical ha aumentado en un 40%, pero aún se mantiene en unas 150 mil personas que, evidentemente, no son suficientes para soportar una avalancha de artistas como la que hemos vivido entre el 2010 y el 2011”, comenta Ferrand.
Christian Fernández, director general de Fenix Entertainment Group Perú (FEG Perú), filial en el país de la empresa argentina con oficinas en Chile, Estados Unidos (Miami) y Colombia, calcula que ese mercado es de 300 mil a 400 mil personas, pero coincide en que es muy pequeño e impredecible.
“La fuerte demanda de los últimos años tenía un motor: la novedad. Los consumidores de repente sentían que tenían que ir a todos los conciertos, al punto que la misma persona iba a Metallica y a Black Eyed Peas, cosa impensable en plazas donde la demanda ya está segmentada”, señala.
El agotamiento de ese impulso ha hecho que este sea un mal año para las aventuras en este rubro y que se prevea que el 2012 el número de shows anuales empiece a ajustarse, coinciden Ferrand, Fernández y Alberto Menacho, de Artes Eventos.
“Muchos inversionistas se han dado cuenta de que esta no es la gallina de los huevos de oro y en el 2012 van a pensarlo dos veces antes de traer al Perú a todos los artistas que pasen por América Latina”, calcula Menacho.
CUELLOS DE BOTELLA
Además de la moderación de la demanda alocada que se veía entre 2008 y 2009, otros factores han jugado en contra de la rentabilidad de los conciertos este año, a tal punto que, según Ferrand, el 80% de los shows realizados en los últimos tres meses ha arrojado pérdidas.
Armando Massé, presidente ejecutivo de Apdayc, explica que de tener cinco empresas dedicadas a este rubro en el 2008, se ha pasado a 40 y que muchas de ellas son informales.
“Hay empresarios que no son profesionales y que, en su deseo de figurar en el sector, ofrecen a los artistas más dinero del que se paga en otras ciudades y malogran la plaza, elevando el precio de los boletos y exponiéndose a perder dinero”, explica.
En el caso de Paul McCartney, cuenta Ferrand, en un momento había 11 empresas pugnando por organizar el concierto, lo cual elevó de US$1 millón a US$4 millones la tarifa del ex Beatle.
“Los shows se juntan en un mismo mes y terminan canibalizándose, porque el bolsillo de la gente tiene un límite. Además, los costos de producción se han multiplicado por esa mayor demanda”, indica Massé.
Ferrand detalla que en el último año los costos de alquiler de escenarios, equipos de sonido, luces, baños portátiles, entre otros, han subido un 50%.
La demanda ya muestra signos de debilidad. “Este año hemos visto que la gente ha estado más cautelosa y ha decidido recortar gastos suntuosos, por decirlo de alguna manera, como serían los conciertos; esto también ha golpeado al sector”, explica Fernández, de FEG Perú.
Su empresa se ha permitido el lujo de traer este año a bandas emblemáticas, pero no masivas, como Sonic Youth y The Kills, aventura impensable para una empresa nacional.
“Nosotros agendamos a los artistas por una cantidad de fechas en la región, lo cual nos permite sacrificar rentabilidad aquí con el objetivo de ir educando al público. Nuestra apuesta en el Perú es de largo plazo; entonces tenemos que ver que la demanda sea sostenible en el tiempo”, comenta.
Esto no sucederá, señala Menacho, si las radios no empiezan a difundir algo más que los éxitos obvios. “Mientras no fomentemos la cultura musical y no se apoye a las bandas nacionales, no vamos a convertirnos en una plaza verdaderamente atractiva”, hace notar.
Otro cuello de botella por superar es la ausencia de escenarios especialmente acondicionados, tanto de pequeña capacidad, como los de más de 70.000, para que sea rentable traer a artistas como AC/DC, Rolling Stones o U2.
“Es increíble que la empresa privada aún no se decida ni a contribuir con auspicios importantes –que bajen nuestro punto de equilibrio y permitan disminuir el precio de las entradas– ni a invertir en la construcción de arenas. Aún no ven el beneficio de aliar sus marcas a un artista o un evento”, dice Fernández.
Massé adelanta que Apdayc, los empresarios, la Universidad de San Marcos y algunas empresas están preparando una remodelación del Estadio de San Marcos con miras a acondicionarlo especialmente para conciertos, con una inversión de US$2 millones. “Lo ideal sería empezar en el 2012 y tenerlo listo en seis meses”, refiere.
PAUL SALVÓ EL AÑO
Según las cifras de Apdayc, basadas en el porcentaje de la taquilla bruta, este año el sector de conciertos movería US$50 millones, un 15% más que el año pasado.
“Esa diferencia en realidad corresponde al concierto de Paul McCartney, que disparó todas las cifras hacia arriba”, comenta.
Fuente: El Comercio
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